sábado, 26 de junio de 2010

Hombre

¿Qué hay de una moda fetichista que imita el poder de lo inimaginable?
Sólo lo crees capaz de ceder a una sonrisa decadente,
y alejas el entorno de ésta personalidad original.
Por favor, no olvides la bendición de tu dicha propia.

Hombre, ay Hombre… ¿Qué hay de ti?
Vacío palpable que se limita a un nuevo acantilado,
sintonía quisquillosa que aturde el oído torpe…
Torpe, inocente, puro: Perfecto.
Que facilidad hay en la caída de este ser,
que simple te deja la maniobra maliciosa.
Eres oportuno y lanzas tu boceto,
capturas sus sentidos y confinas las acciones.

Ahora pienso,
que manera tienes de aprovechar la inocencia de un mente tan soluble.
Y aún así, te creemos capaz de hacer algo más.

Ahora digo,
“No seas crédulo”
Y se convierte en la nueva sensación del hoy presente.

Ahora admito,
Hay momentos en los que me indigno y niego ser parte de ti,
comienzo en lamentos al verme símil a tu fachada,
caigo en sollozos y me dispongo a mantener mis diferencias internas,
termino con voluntad de cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario