martes, 15 de marzo de 2011

Capítulo II. Tú y yo

domingo, 4 de Octubre 2009

Querido Sr. H:
No quiero ejercer ningun tipo de presión, pero si insiste en no corresponder mi amistad, ¿por qué tanta confianza al redactar una carta? Yo puedo entender la reacción de tu inconsciente, busca la necesidad de comunicarse con desconocidos, sólo por el poco compromiso que esto deriva. Son tan predescibles, no puedo negarlo.

Me tomo el atrevimiento de aconsejarte que dejes de negar lo que es sutil para mis ojos. Podrías ser el primero en alcanzar un nivel de admiración si tan sólo dejaras llevarte por lo que se ha impuesto a tu alrededor ambiciosamente, eso que es poco  superficial .Todo a funcionado al transcurrir los años para llamar la atención de ojos fríos que se enfocan en un infinito material pleno de orgullo. Ustedes si que saben perder el tiempo y no se impresionan por la verdadera magia que baila un vals en la lumbrosa desdicha producto de la apatía. Gustan del vicio y el placer carnal, pero ¿han intentado sentir los altos niveles del natural? Esos escenarios llenos de alma, retratados en arte que hace deslizar el sistema automático del humano.

Y te aseguro que si en algún momento de todos estos milenios uno de ustedes lo hubiese hecho, no existiría la necesidad de suplementar vacíos suspendidos sin piedad... Sin humanidad.

Insisto, para mí son predescibles. Los conozco, los tengo. Así que piensa siempre lo que me dices, porque ya lo sé.

Tu amiga,
Sra T.


lunes, 5 de Octubre 2009
Sra T:
Me doy cuenta que estamos en situaciones similares. Debo reconocer que vives en un delirio tal cual yo lo hago, así que te debo una disculpa por mi reacción ante tu nueva presencia. Se lo que se siente cuando las personas que se encuentra en el entorno se convierten en hipócritas o apáticos, y no dan el consuelo que podemos necesitar. ¿Acaso somos exigentes?

Por ésta razón, he decidido alejarme de la multitud, ahora me espanta el ver siluetas marcadas. Así pude encontrar dentro de mi las palabras correctas que sirven de aliento y me hacen recapacitar en cuanto a las ilusiones de ésta vida tan falacia. Mi esposa nunca estuvo de acuerdo con la infelicidad humana. Era hermosa, lo es.

No podemos entender los dolores ajenos, pero aprecio que intentes razonar con el mío, y como agradecimiento, haré lo mismo con tu martirio.

Sr. H


viernes, 9 de octubre 2009

Querido Sr. T:
Debo reconocer lo impresionada que estoy con los resultados de un cambio tan ficticio, según mis "delirios". Me he dado cuenta que lo llamado psicología es más convincente a diferencia de la capacidad que tienen sus mentes para maquinar sin teorías ni practicas, por eso H, te pregunto, ¿Nunca han temido depender de sólo textos y ecuaciones?, te puedo asegurar que con tan sólo ver lo que Es ya tendrán las respuesta para lo que ustedes llaman desconocido. Son tan débiles ante las dudas. Incrédulos, de hecho. Llegan a ser prototipos. Poco a poco han hecho más fácil ver sus defectos en vez de exponer los efectos. Cuan diferente era antes.

Pero debo decirte amigo que te conviertes en una incógnita con tus palabras, me muestras algo que desconozco. Aún así, gracias a mi experiencia puedo llega a saborear tus sentidos, aunque te parezca poco creíble, te aseguro que eres más expresivo de lo que te consideras. Tienes cualidades diferentes, y puedes reconocerlas si optas por usar la fe.

Nacimientos, crecimientos, prácticas de humildad... Son maravillas en un terreno tan hostil.

Tu querida amiga,
Sra T. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario